CAMPIÑA
Calla la tarde, descansa de sol,
y, en lo alto, el azul se apaga
cubriéndose de plateados reflejos.
La noche su poder proclama.
Alguna voz a lo lejos difuminada,
alguna esquila que aún no calla,
traen el eco del día que acaba.
El viento sopla y mueve el follaje,
y suena cercano el riachuelo que corre
entre las montañas.
Y la noche pasa entre silencios
rotos, a veces, por aleteos oscuros;
y, al fin, todo calla y duerme,
comienza el preludio del mañana ...
Recorre el aire un raro temblor
y se respira un nuevo aroma
cuando a lo lejos, rojo y blanco,
del día que nace el fulgor asoma.
José Carlos de Juana
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